13 de septiembre de 2010

Contagiarse no siempre es un problema



Desde hace un buen tiempo estaba con ganas de explicar el concepto de viralidad, ese término tan utilizado últimamente en el mundo del Marketing y las marcas, pero no encontraba la forma adecuada para hacerlo. Hasta que, navegando por You Tube, me topé con una publicidad que realizó Samsung para lanzar su modelo Galaxy. Independientemente de ser una publicidad atractiva y simpática, es de gran utilidad a efectos de este artículo. 

Si bien el término "viralidad" se utiliza con gran frecuencia desde la aparición de Internet y el Marketing 2.0, su significado y utilidad estuvieron siempre presentes entre nosotros pero, de algún u otro modo, pareciera que es novedad para la gran mayoría. Como su nombre bien lo indica, el "virus" es un término que proviene de la ciencia médica y establece la presencia de una infección. Para que ese virus se propague en los organismos, necesita dos elementos: un agente huesped (o receptor) y otro de transmisión. Una vez cumplidas estas dos condiciones, el virus crece exponencialmente y se torna incontrolable. 

Llevando esta simplificada descripción a nuestra área de competencia, se habla de viralidad para explicar un fenómeno o efecto de contagio, de propagación de esa infección, y también requiere de esos dos elementos establecidos precedentemente. Es el proceso por el cual una marca se va propagando de forma exponencial en un período de tiempo determinado.

De una forma u otra, siempre existió viralidad en los negocios: el boca a boca, la recomendación o el testimonio eran las modalidades para hablar (positiva o negativamente) de alguna marca determinada que tuvo un intercambio de sentidos con nuestra persona, pero con el advenimiento de Internet, esa acción viral pasó a realizarse a través de las redes sociales en donde nos movemos: Facebook, Twitter, Linkedin y blogs. En esencia, la viralidad es la misma; es aquel tipping point que marca un antes y un después en el conocimiento de esa marca o fenómeno. Para ejemplificarlo, les comento un caso sencillo y de fácil lectura: hace un tiempo tuve la necesidad de ir a un Osteópata para que me corrija un poco la postura, y el profesional me dejó realmente satisfecho con su atención, dando lugar a mis ganas de recomendarlo a todo aquel que lo necesitase. Ahora bien: yo, como ser humano social, me relaciono con otras personas; y ellas, a su vez, con otras tantas. En un corto período de tiempo le recomendé este profesional a cinco personas de mi entorno, logrando que se atendieran y, al quedar contentas con la atención del Osteópata (a nuestros efectos, la marca), realizaron sus correspondientes recomendaciones, con lo cual el profesional está logrando un cierto nivel de viralidad. Gráficamente, estaríamos hablando de un panorama como el siguiente:


En resumidas cuentas, he aquí el Poder de la Influencia, esa influencia que tan bien logra dimensionar la gente de Samsung en el video que incluí al inicio de este artículo. Y de eso se trata la viralidad, señores, de ni más ni menos que la influencia que la gente (los consumidores) ejerce para promover una marca, para generar un efecto multiplicador que permita a ésta última gozar de una fama (que, reitero, puede ser constructiva o destructiva).

Así como los medios masivos de comunicación son influyentes, Uds. como consumidores también lo son, ¡y en gran medida! No por casualidad las marcas prestan cada día mayor antención al contacto directo con el target debido a que las personas, actualmente, son generadoras de contenidos y, gracias a sus opiniones en blogs o páginas web y a sus "Me Gusta" en Facebook, generan esa afinidad que tanto se persigue.

Estamos en un inmenso proceso de transición que va a generar impensados cambios, y la viralidad es uno de ellos. Estemos atentos a estas cosas y podremos apreciar cómo las opiniones de cada uno pueden ejercer un poder inimaginable.



    

No hay comentarios: