El pasado viernes 19 de Noviembre se llevó a cabo el McDia Feliz, día elegido por la firma de los arcos dorados para realizar su colecta anual destinada a la beneficencia social. Durante este McDia la consigna fue, como siempre, que el 100% de lo recaudado por la venta del combo BigMac sería donada a la Casa Ronald McDonald, entidad sin fines de lucro que beneficia la salud de miles de niños.
Durante ese día me hice presente en el local de Olivos y, una vez más, fui testigo de una verdadera fiesta. Empleados de la compañía y celebridades se turnaban para atender a los cientos de clientes que ordenaban sus combos motivados por una causa social noble. Este magnífico evento fue también acompañado por un grupo de malabaristas que se situó en la entrada del local para contagiar a propios y extraños, y hasta se hizo presente el mismísimo Ronald McDonald, quien estuvo fotografiándose junto a los niños y a toda persona que quisiera hacerlo.
Más allá de saber que McDonald´s produce hamburguesas que nadie podrá imitar jamás, también se sabe lo bien que se contacta y comunica con sus clientes como pocas marcas lo hacen. El viernes pasado no estábamos comiendo un BigMac: estábamos siendo solidarios con un gran número de niños necesitados; y eso tornó mucho más rico nuestro almuerzo. Sinceramente es un gran honor haber formado parte de este maravilloso día, y una vez más se repite la incansable fórmula marketinera del "win-win", en donde todos salimos beneficiados el algún punto, desde lo material hasta lo sentimental. No me puedo quitar de la mente los gritos de alegría de los niños en aquel local de Olivos al disfrutar de una fiesta perfectamente organizada, a la vez que también me imagino los gritos de felicidad que darán aquellos niños que serán los beneficiarios principales de esta causa.
Se me viene a la memoria un viejo slogan de la marca: "Esto es valor, esto es McDonald´s". Qué actual suena, ¿no es cierto? Es que este tipo de acciones generan ese valor de marca, esa distinción que hace que muchas veces se opte por un competidor y no por otro, en donde la decisión de compra no pasa tanto por la calidad del producto sino por los valores y símbolos que implícitamente traen aparejados. No me queda otra cosa que felicitar a la gente de los arcos dorados por esta iniciativa ya que nos dejan en claro que el papel de las marcas no es sólo vender, facturar y quitarle market share al competidor, sino también el de facilitarnos la vida y otorgar soluciones a diversos problemas.
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